¿Vieron que hoy en día está mal notar algunas cosas? Cuando se trata de ciertos grupos, reconocer patrones es “estigmatizante”, y hay que evitar a toda costa que se sientan acomplejados. Apenas nos surgen esos malos pensamientos, hay que pararlos en seco. Crimestop. Todos somos diferentes, cada individuo es un mundo, hay que ver caso por caso. Salvo, por supuesto, que se trate de ciertos otros grupos, en cuyo caso las peores generalizaciones no sólo son toleradas, sino promovidas.
Por supuesto, el mero hecho de notar que existen grupos protegidos y grupos perseguidos constituye un crimen en sí mismo, así que lo mejor es no pensar demasiado en estas cosas, y si uno ha de pensar, al menos evite expresarlo en público.
Hoy vamos a hacer exactamente lo contrario.
Algunas aclaraciones preliminares
En el antiguo “Lesbian, Gay, Bisexual”, la “L” y la “B” orbitaban alrededor de la “G”, que era el verdadero motor del movimiento. Hoy en día, el ímpetu de la “G” se trasladó a la “T” — “Transgénero” — y en particular al sub-grupo MTF o “male to female”, que en realidad sigue estando compuesto por hombres homosexuales.
Por lo tanto, el “movimiento homosexual” y el “movimiento LGBT” deben entenderse como la misma cosa — una organización encabezada por hombres homosexuales y principalmente enfocado en los intereses de hombres homosexuales.
Los términos “homosexual” y “heterosexual” fueron inventados por el homosexual Karl Maria Benkert en 1868. Aunque no me parecen legítimos y no reconozco que haya dos sexualidades igualmente válidas, “sodomita” puede ser un poco chocante, por lo que voy a usar la palabra “homosexual” sin comillas a lo largo del texto porque es un término que conocemos todos — pero que conste que lo hago bajo protesta y no lo estoy validando.
Aprovecho para aclarar, además, que el objetivo de este escrito no es iniciar ningún debate, sino proteger la inocencia de los niños, además de proveer a los míos de argumentos para combatir la incesante propaganda homosexual proveniente de el periodismo, el entretenimiento y la academia. Si logro convencer a algún escéptico, bienvenido sea, pero no es mi intención.
Siendo un seguidor de Nuestro Señor Jesucristo, no odio a los homosexuales, no les deseo el mal, ni llamo a lastimarlos. Al contrario, rezo para que encuentren el camino.
Por último, no afirmo —ni niego — que los homosexuales sean todos pedófilos, que los homosexuales sean más propensos a ser pedófilos, que la mayoría de los pedófilos son homosexuales, o que los homosexuales cometen la mayor cantidad de abusos a menores. Quien quiera puede ir a consultar estudios y decidir por sí mismo.
Yo sólo voy a dedicarme a mostrar cierta correlación entre la homosexualidad y la pedofilia. Toda conclusión que vaya más allá de lo que yo haya escrito es responsabilidad del lector.
The Gay Bill of Rights
En Febrero de 1972 tuvo lugar la National Conference on Gay Political Strategy en Chicago. Estuvieron presentes más de 200 personas pertenecientes a 86 organizaciones de todo Estados Unidos. Se considera una de las conferencias más importantes del movimiento de liberación homosexual, contando con la presencia de sus más importantes líderes, además del candidato a presidente por el Partido Demócrata John Lindsay.
Durante la conferencia se presentó una resolución, considerada nada menos que la Bill of Rights del movimiento homosexual. En el artículo 7 de su lista de demandas a nivel estatal, se pide la “derogación de todas las leyes que rigen la edad de consentimiento”.
Un tiempo antes, en 1969, la North American Conference of Homophile Organizations Youth Committee presentó en Kansas un documento que “marcó el nuevo estado de ánimo entre los gays más jóvenes y el desarrollo de la liberación gay”. Casualmente, su artículo 7 exige “la eliminación de toda restricción de sexo consensuado entre personas de cualquier sexo, de cualquier orientación, de cualquier edad, en cualquier lugar, ya sea por dinero o no, y por la eliminación de toda censura.”
La lettre ouverte
En 1977 fue publicada una petición titulada Lettre ouverte à la Commission de révision du code pénal pour la révision de certains textes régissant les rapports entre adultes et mineurs [Carta abierta a la Comisión Revisora del Código Penal para la revisión de determinados textos que regulan las relaciones entre mayores y menores]:
Las relaciones entre niños, adolescentes y adultos están sujetas por ley a importantes restricciones: ya sea por la noción de “malversación de menores” (que puede constituirse en el simple alojamiento, por una noche, de un menor), ya sea por la prohibición general de tener relaciones sexuales con menores de 15 años, o por la prohibición especial que se dirige, cuando se entablen menores de 15 a 18 años, a las relaciones homosexuales, definidas como “inmodestas o contra natura”.
La obsolescencia de las nociones que fundan estos delitos o faltas (“modestia”, “naturaleza”), la evolución de las costumbres en una juventud que siente como opresivos los excesos de una meticulosa segregación, hacen que estos textos legales no sean más que el instrumento de la coacción, en lugar de garantizar un derecho.
Un caso reciente acaba de demostrar claramente la desproporción entre el sistema penal y la naturaleza de los hechos que castiga.
[El caso en cuestión, conocido como el “Affaire de Versalles” involucraba a tres hombres, Dejager (45), Gallien (43), y Burckhardt (39) arrestados por tener relaciones sexuales con menores de ambos sexos de 12 y 13 años.]
Pero sobre todo, más allá del caso de los imputados, el caso […] planteó el problema de saber a qué edad los niños, niñas o adolescentes pueden ser considerados capaces de dar libremente su consentimiento a una relación sexual. Este es un problema social. Corresponde a la Comisión de Revisión del Código Penal dar la respuesta de nuestro tiempo, ya que es ella la encargada de proponer al Gobierno los textos rejuvenecidos y actuales, que luego habrá que elevar a las Cortes Generales.
Los firmantes de esta carta consideran que la completa libertad de los cónyuges en una relación sexual es condición necesaria y suficiente para la legalidad de esta relación.
El Código Penal de 1810, promulgado por Napoleón I, no preveía castigos por actos sexuales no acompañados de violencia, independientemente de la edad de los participantes. Solo consideró el caso de violación o “atentado al pudor cometido con violencia”.
Fue la Ley del 28 de abril de 1832 la que creó el delito de “atentado al pudor cometido sin violencia en la persona de un menor de 11 años”. Este texto, inspirado en el texto dirigido a los “ataques cometidos con violencia”, otorgaba a los hechos la misma calificación “criminal”. Ha permanecido en vigor hasta hoy, habiéndose elevado dos veces la edad de la minoría de edad, primero bajo Napoleón III, por la Ley del 13 de mayo de 1863, que la elevaba a los 13 años, luego por la Ordenanza del Gobierno Provisional del 2 de julio de 1945, que lo aumenta a 15 años.
Esta calificación “criminal” conduce hoy a resultados aberrantes. Para ceñirnos a la letra del texto, cualquiera, sea mayor de edad o menor de edad, que haya practicado o intentado practicar cualquier relación sexual con un menor de 15 años, comete un delito, que debe enviarlo a los Tribunales de Asistencia y le hizo incurrir en una pena de 5 a 10 años de prisión.
[…]
Por tanto, parece que conviene, como mínimo, “despenalizar” este delito, y tener en cuenta fundamentalmente el consentimiento del menor.
En cuanto a los adolescentes de 15 a 17 años, la ley ya reconoce su capacidad y libertad para tener relaciones sexuales, pero con la condición, eminentemente discriminatoria, de que se trate de relaciones heterosexuales. Su pareja, mayor de edad o menor de edad, no comete delito alguno por mantener relaciones sexuales con ellos, siempre que sea de distinto sexo y no los incite a eludir la autoridad de sus padres o tutores.
Por otro lado, este compañero, mayor de edad o menor, si es del mismo sexo, es culpable de un delito punible con “prisión de 6 meses a 3 años y multa de 60 francos a 15.000 francos” (artículo 331 §3 del Código Penal). […]
Los firmantes de esta carta denunciamos la injusticia y el carácter discriminatorio del artículo 331 §3 del Código Penal. Creen que este texto debe ser derogado, como afortunadamente han sido derogados los textos que reprimían el adulterio, la interrupción del embarazo y las prácticas anticonceptivas. Creen, finalmente, de manera más general, que las disposiciones que pretenden “proteger” a los niños y jóvenes, como el artículo 334-1 relativo a “la incitación de menores al libertinaje”, que puede permitir acusar a quien “promueve” o “facilita” las relaciones sexuales entre menores, o el artículo 356 relativo al “abuso de menores”, son, como el artículo 331, cada vez más incompatibles con la evolución de nuestra sociedad, justificando molestias y controles puramente policiales, y deben ser derogados, o profundamente modificados , en el sentido de reconocimiento del derecho de los niños y adolescentes a mantener relaciones con las personas de su elección.
En pocas palabras, los tiempos cambiaron, y hay que eliminar esas leyes obsoletas reprimen la sexualidad infantil. Esta carta fue firmada prácticamente por todos los “teóricos” franceses que te tocó leer en la facultad. Acá van algunos:
Louis Althusser. Homosexual.
Jean-Paul Aron. Homosexual. Murió de SIDA en 1987.
Roland Barthes. Homosexual.
André Baudry. Homosexual.
Simone de Beauvoir. Bisexual.
Jean-Louis Bory. Homosexual.
Gilles Deleuze. Aparentemente no era homosexual, pero participó en un grupo llamado Front Homosexuel d’Action Révolutionnaire.
Françoise Dolto. Pediatra y psiquiatra. Una de las principales impulsoras de la iniciativa.
Michel Foucault. Homosexual. Murió de SIDA en 1984. Uno de los principales impulsores de la petición.
Daniel Guérin. Homosexual.
Guy Hocquenghem. Homosexual. Murió de SIDA en 1987. Uno de los principales impulsores de la petición.
Pierre Klossowski. Homosexual.
Gabriel Matzneff. Aparentemente le atraían tanto niñas como niños.
Christiane Rochefort.
Alain Robbe-Grillet.
Jean-Paul Sartre.
Philippe Sollers.
Hay muchos más — algunos homosexuales, otros no — pero no puedo evitar notar que existe entre los firmantes una desproporción importante de homosexuales, quizás porque fue una iniciativa promovida principalmente por homosexuales a los que se les sumaron otros marxistas, siempre muy felices de contribuir a la destrucción de la “moralidad burguesa”.
En el capítulo 16 de Politics, Philosophy, Culture: Interviews and Other Writings 1977-1984 (Kritzman ed.) está la transcripción de una entrevista radial de 1978 en la cual Michel Foucault, Guy Hocquenghem y Jean Danet elaboran más sobre la temática de la carta.
Según Hocquenghem, el objetivo era derogar las leyes que criminalizaban las relaciones entre adultos y menores de quince años. Como no especifica ninguna edad mínima, considero que esto incluye niños de diez, ocho, cinco años, quizás menos. Luego agrega que se está creando un monstruo a partir de personas que sólo quieren tener relaciones sexuales con menores, aun cuando no hay agresión — aun, como dice Hocquenghem, cuando la anoscopía no encuentre la más mínima lesión o prueba de violencia.
Foucault, por su parte, dice que ya no se persigue a los pedófilos con el argumento de la indecencia, sino para proteger la inocencia de los niños, lo cual él considera “extremadamente cuestionable”. Aprovecho para mencionar que, según Guy Sorman, Foucault abusó de chicos en Túnez en la década del ‘60.
Para ellos, el simple consentimiento del menor es suficiente. Los niños se conocen a sí mismos, saben con quién quieren relacionarse, y los adultos tienen que escucharlos en lugar de hablar por ellos. Lo remarco porque es un argumento sospechosamente similar al de los activistas LGBT cuando se refieren a los “niños trans”.
Habiendo leído al respecto, mi sensación es que esta es una iniciativa principalmente propugnada por hombres homosexuales y para hombres homosexuales, siendo éstos, como dejan bien claro los entrevistados, los principales afectados por las leyes de edad de consentimiento. Por otra parte, que esto haya salido en un programa de radio para mí es indicio suficiente de que, lejos de ser una cuestión de tres o cuatro degenerados, esto era parte de un movimiento de reforma social de relativa importancia.
Por supuesto, no estoy diciendo que todos los homosexuales de Francia hayan estado de acuerdo con esto, pero no creo que Foucault y su círculo de boy-lovers hayan expresado ideas muy alejadas de las del miembro promedio de la comunidad homosexual francesa. Es más, ellos eran los que marcaban tendencia.
Para cerrar esta sección, no puedo evitar notar la facilidad del movimiento homosexual para separar la obra del artista en el caso de Foucault, cuando pusieron el grito en el cielo para que Kevin Hart no sea presentador de los Oscars por la terrible ofensa de haber hecho chistes “homofóbicos” diez años antes. En mi opinión, esto denota al menos una tolerancia implícita a la pedofilia.
NAMBLA
Mientras Foucault y sus amigos pedían al aire que por favor los dejen llevar a cabo sus depravaciones en paz, se fundaba en Estados Unidos la North American Man/Boy Love Association (NAMBLA), organización que existe hasta el día de hoy, aunque aparentemente ya no con el mismo nivel de actividad de sus comienzos
Según Wikipedia, NAMBLA se fundó principalmente como respuesta a dos acontecimientos.
Uno fue el activismo de Anita Bryant y la organización Save our Children, que surgió como reacción a una ley pro-gay sancionada por el condado de Dade, en Florida.
Anita Bryant quería proteger a los niños del adoctrinamiento pro-homosexual. Su frase “Homosexuals cannot reproduce, so they must recruit [los homosexuales no pueden reproducirse, por lo que deben reclutar]” me parece genial y totalmente acertada.
El otro episodio que motivó el nacimiento de NAMBLA fue una redada policial al diario de activismo homosexual canadiense The Body Politic tras la publicación de un artículo llamado Men Loving Boys Loving Men.
Entre otras cosas, el artículo decía que los medios igualan el amor sexual por los niños con abuso sexual, y que usan ese razonamiento como arma en contra de los homosexuales. Me está dando la impresión de que yo no soy el único que ha percibido el vínculo entre la homosexualidad y la pedofilia.
Más adelante, contaba la historia de un tal Simon, un profesor de 33 años que trabajó en varias escuelas y organizaciones sociales, donde mantuvo múltiples relaciones con niños y nunca fue atrapado. El artículo lo describió como esa persona que todas las familias temen. Su “amante” actual era un chico de 12 años llamado David, uno de sus alumnos.
Simon contaba acerca de todas las cosas que solían hacer juntos. Es más asqueroso de lo que imaginan y no voy a escribirlo. Luego Simon aclaraba que dentro del salón de clase David era uno más. No es que le iba a regalar la nota; Simon era un tipo con principios.
Simon afirmaba que era uno de los profesores más populares de la escuela, y que varias veces el director le había comentado acerca de su conexión especial con los chicos, incluso pidiéndole que aconsejara a los profesores a los que no les va tan bien.
¡Si tan solo supieran mi método! — dijo Simon. Esto no es joda.
Para Simon, que era un maestro de vocación, las relaciones con sus alumnos eran una especie de educación sexual. Simon era maestro, consejero, amante — todo esto a espaldas de los padres. Su intención era “liberar” sexualmente a los niños. Esta tendencia persiste entre los maestros “LGBT” actuales, y por eso están tan obsesionados con hablarles a los chicos acerca del sexo.
A continuación, el artículo comenzaba a hablar de Peter, de 48 años. Un tipo “cool” a diferencia de Simon que era un “romántico”. Peter era un tipo con plata, y “seducía” a los chicos con su auto y su estilo de vida. También hacía trabajos finos de grooming — muchas veces durante años.
Peter cuenta que una vez conoció a dos hermanos, uno de 12 y otro de 10. El menor le atraía especialmente, así que una vez intentó tocarlo. El chico se negó, diciendo que estaba mal. La respuesta de Peter fue que mal no estaba, pero que si no quería no había problema.
Peter decía que le interesaban especialmente chicos con problemas, de hogares rotos. Mientras más vulnerables eran, más necesitaban a un adulto estable y maduro como él. Un divino.
Creo que no hace falta que siga. Noten, por favor, que NAMBLA, una organización homosexual pro-pedofilia, se funda a partir de que Anita Bryant dijo que había que cuidar a los menores de los homosexuales, y de que la policía allanó las oficinas de un diario que publicó un artículo loando a un profesor que se acostaba con pre-adolescentes que conseguía en su propio salón de clase. Es perfecto.
Algunas de las personas que apoyaban a NAMBLA eran referentes del movimiento homosexual como Harry Hay, fundador del Gay Liberation Front, que creía que los niños entre 12 y 15 años se beneficiaban del sexo con hombres homosexuales adultos; Franklin Kameny, uno de los padres del movimiento homosexual, fundador de la Gay and Lesbian Alliance of Washington; y el poeta Allen Ginsberg, que dijo “soy miembro de NAMBLA porque amo a los niños — como cualquiera que tenga algo de humanidad.”
Vale aclarar, de paso, que la gran mayoría de las organizaciones pro-pedofilia listadas en Wikipedia fueron creadas y manejadas por hombres homosexuales, al menos de acuerdo a este libro. NAMBLA no era una excepción.
NAMBLA fue miembro de ILGA — hoy llamada la International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association — durante quince años hasta que fue expulsada en 1994 luego de la controversia con la ONU. Una década y media.
Como dice este artículo publicado en 1993, la comunidad gay siempre había sido inconsistente en su respuesta a la pedofilia, y existía un desacuerdo entre los líderes homosexuales sobre la presencia de NAMBLA en los eventos homosexuales. Por ejemplo, la marcha anual del orgullo gay en Los Ángeles excluía a NAMBLA, pero las marchas en Nueva York y San Francisco no.
De hecho, no fue hasta casi la mitad de los ‘90 que la militancia abiertamente pro-pedofilia fue condenada dentro del movimiento gay. Esto, en mi opinión, se debe a un deliberado cambio táctico. Hay un libro muy interesante al respecto, titulado After the Ball: How America Will Conquer Its Fear and Hatred of Gays in the ‘90s (1989). Es ni más ni menos que un manual de propaganda homosexual, que sin duda ha dado muy buenos resultados.
En las página 183 y 184, se recomienda siempre mostrar a los homosexuales como víctimas de opresión, pero “los grupos que se encuentran en los márgenes más lejanos de la aceptabilidad, como NAMBLA, no deben participar en absoluto. Los sospechosos de abusar de niños nunca parecerán víctimas.”
Básicamente, las organizaciones abiertamente pro-pedofilia eran un lastre para el movimiento homosexual, y la decisión de cortarlas fue una medida estratégica más que moral. Sin embargo, ahí no terminó todo. Hierba mala nunca muere, y en el jardín multicolor la sexualización de los niños es un yuyo particularmente persistente.
DRAG QUEEN STORY HOUR
Como cuenta Scott Howard en The Transgender Industrial Complex, Drag Queen Story Hour (DQSH) es una iniciativa lanzada en 2015 por la lesbiana Michelle Tea y RADAR Productions, una organización de literatura queer.
Según Wikipedia, DQSH es un evento generalmente dirigido a niños de 3 a 11 años, presentados por drag queens que leen libros infantiles y participan en “otras actividades” de aprendizaje en bibliotecas públicas. Por favor, abran el link y vean las imágenes.
Howard cuenta que estos “eventos” incluyen bailes provocativos y elementos de BDSM. En una ocasión particular, uno de estos personajes abrió las piernas revelando sus genitales bajo una falda corta. En Texas, uno de estos eventos fue organizado por dos criminales sexuales llamados William Travis Dees y Albert Garza. Siempre según Howard, uno de estos drag queens dijo “we are trying to groom the next generation”.
Nuevamente, no puedo dejar de notar esta obsesión de los homosexuales por estar en contacto con chicos. Es más, ahora hay drag kids y cosas como esta:
Puedo imaginar cómo se le haría agua la boca a Harry Hay.
También está Lactatia, un drag queen que empezó a la tierna edad de 7 años, según este artículo. En el video se puede escuchar a este pobre chico, que evidentemente repetía lo que escuchaba de su entorno, decir que cualquier persona puede hacer lo que quiera. Si querés hacer drag y tus padres no te dejan, necesitás nuevos padres.
Lactatia, ahora un poco mayor, tiene su cuenta de Instagram, donde se lo puede ver rodeado de drag queens adultos, presumiblemente girando por Estados Unidos haciendo su “arte”. Creer que esto es normal, o que no tiene nada que ver con la sexualización de los niños y la pedofilia, o que no es NAMBLA por otros medios, sólo puede ser propio de una persona totalmente ideologizada.
Por otra parte, otra vez no puedo dejar de notar la falta de condena por parte de la “comunidad LGBT” que, según me dicen, no quiere saber nada con la pedofilia. Especialmente teniendo en cuenta lo “apasionados” que son cuando J.K. Rowling o Dave Chappelle dicen algo que no les gusta.
Volviendo al tema de Drag Queen Story Hour, ¿por qué es necesario invitar a un drag queen a leerles a los chicos para promover la lectura? Lo cierto es que no hace falta en absoluto. El plan es exponer a los niños al sexo desde edades cada vez más tempranas y hacerlos pensar en su propio género y sexualidad tan pronto como sea posible.
En otras palabras, la “educación sexual” es un caballo de Troya para avanzar la agenda sexualización infantil. Como dijo Anita Bryant, como los homosexuales no se reproducen, tienen que reclutar.
Hablando de la lectura, hace poco el gobierno de Florida prohibió que algunos libros sean usados como material pedagógico en las escuelas. La izquierda, como siempre, denuncia una “guerra contra los libros”, traza comparaciones con el Tercer Reich, habla de genocidio — lo de siempre.
Ahora bien, estos son algunos de los ejemplos de los libros prohibidos, todos ellos encontrados en bibliotecas escolares:
Gender Queer: A Memoir – un libro explícitamente pornográfico.
Flamer – un libro sexualmente gráfico sobre adolescentes teniendo relaciones sexuales en un campamento.
This Book Is Gay – un libro que contiene instrucciones para tener relaciones homosexuales.
Let’s Talk About It – un libro que contiene instrucciones gráficas acerca de cómo masturbarse, tanto para varones como para mujeres.
¿De qué lado está la “comunidad LGBT” en este asunto? En este artículo, por ejemplo, admiten que esos libros “contienen imágenes que pueden llegar a provocar objeciones” — con una resignación casi palpable, como quien sabe que no puede zafar — e inmediatamente cambian de tema.
Pueden venir a decirme que por supuesto ciertos libros no pueden estar en una librería escolar — que toda persona “LGBT” estaría de acuerdo con eso — pero lo cierto es que esos libros estuvieron en las estanterías hasta que De Santis se propuso sacarlos. Uno inevitablemente tiene a pensar la “comunidad LGBT” tolera — si es que no promueve — este tipo de contenido en las escuelas.
MAP
Obviamente, el “movimiento LGBT” atrae a los pedófilos como un cadáver a las moscas, y recientemente hemos visto el surgimiento los Minor-Attracted Persons (MAPs) reclamando su asiento en el colectivo. Otra vez, como NAMBLA algunas décadas antes, los pedófilos se consideran socios del club.
Esta vez, sin embargo, el enfoque es diferente. La idea es hacerlos pasar por víctimas de una sociedad que no los entiende. El punto, según la terapeuta Miranda Galbreath, es que, así como los homosexuales supuestamente nacieron homosexuales, los MAPs no han elegido sentirse atraídos por menores. Creo que tiene sentido, y es perfectamente consistente con el famoso born this way del movimiento homosexual. Si uno va a aceptar uno, ¿por qué no va a aceptar el otro?
Por lo tanto, los MAPs consideran que lo suyo es una orientación sexual. Ya no están pidiendo la legalización de la pedofilia abiertamente como antes, sino que lo que buscan es aceptación — y qué mejor que ir a buscarla al movimiento que siempre ha recibido a los desviados sexuales con los brazos abiertos.
Pero esto no es una cuestión de unos pocos delirantes. Aparentemente hay un programa de la Unión Europea que, entre otras cosas, buscó — y hablo en pasado porque de un tiempo a esta parte lo editaron — instalar el concepto de Minor-Attracted Person para reducir el estigma alrededor de los pedófilos, como parte de un programa que pretende, a través del apoyo y la terapia, evitar que los pedófilos cometan abusos.
Yo no sé si esto tendrá éxito, pero que la UE lo haya adoptado es una pista interesante. No me sorprendería que el término MAP sea moneda corriente entre los terapeutas desde hace tiempo. Será cuestión de ver cómo evoluciona.
Miranda Galbreath, por su parte, recibió bastante repudio por sectores más conservadores, pero su ficha sigue apareciendo en el LGBTQ+ Healthcare Directory.
En LGBTQ Nation hay cero artículos sobre ella, pero hay diez páginas de artículos sobre J.K. Rowling. En Advocate.com hay cero artículos sobre ella, pero un montón sobre Dave Chappelle. En PinkNews hay cero artículos sobre ella, pero varios sobre Kevin Hart.
Entiendo que Miranda Galbreath no sea famosa, pero, ¿ni un artículo? Me niego a creer que no lo vieron, teniendo en cuenta que el video publicado por @libsoftiktok tiene más de tres millones de reproducciones. Y recuerden: Dave Chappelle y Kevin Hart cometieron el crimen de contar chistes, y J.K. Rowling el de escribir algo totalmente inofensivo en Twitter.
Que yo sepa, Galbreath no perdió su trabajo ni hubo movilizaciones por parte del “colectivo que no tiene nada que ver con la pedofilia” para que la echen. Curioso, si consideramos que tan solo usar los pronombres incorrectos al dirigirse a alguien es causa suficiente de despido — y ni hablar si te negás a hacer una torta para una boda homosexual.
CONCLUSIÓN
La evidencia, en mi opinión, indicaría que el movimiento homosexual y la pedofilia siempre han estado íntimamente ligados.
No sería desacertado afirmar que los homosexuales buscan reclutar entre menores de su entorno, con la intención de iniciarlos en el sexo homosexual desde edades cada vez más tempranas a través no sólo del contacto íntimo — dentro de una dinámica retorcida de maestro-alumno — sino también de la exposición a material sexualmente explícito.
En un sentido político, la legalización de la pedofilia formaría parte de un movimiento más amplio de “liberación sexual” cuyo fin último es la abolición de la familia y la erradicación de la moralidad cristiana. Al iniciar a los niños en el sexo también se los entrena políticamente a través de la ideología de género. Para entender bien cómo funciona este fenómeno, pueden leer esto.
El movimiento homosexual, ya sea dentro de las instituciones educativas, los medios o las redes sociales, parece querer competir y eventualmente reemplazar a las familias de los niños, incitándolos a mantener secretos y cometer actos a espaldas de sus padres. Como dijo el joven Lactatia, si tus padres no te apoyan, necesitás nuevos padres.
Finalmente, el intento de separar a la homosexualidad de la pedofilia parece formar parte de un plan propagandístico de dar una imagen positiva de los homosexuales, minimizando e invisibilizando sus aspectos más viles para ampliar su base de apoyo.
Sin embargo, existiendo semejante correlación entre homosexualidad y pedofilia, por la causa que sea, es natural que todo intento por suprimir a esta última dentro del movimiento termine fallando, y el afán por extender la revolución sexual a los menores siga su marcha tal cual ha estado previsto desde el principio.
Con el "estudio" sobre abusos que aparece al principio ya no se puede tomar en serio el resto.