El concepto de "marxismo cultural" se empezó a usar, al menos en la hispanosfera, hacia finales de la primera década de los 2000 como respuesta al ritmo acelerado de la más reciente oleada de la revolución cultural de nuestros tiempos, esta que nos ha traído y popularizado conceptos hasta antes escondido en los nichos de la academia: el privilegio blanco, la fluidez de los géneros, etc., lo que en inglés se llama "fringe". Para entonces, según mi percepción, la idea de marxismo cultural resonaba sobre todo entre los tercerposicionistas y los asiduos a sitios como Metapedia. Más tarde, los libertarios más espabilados, sospechosos aun del nihilismo y quizá nostálgicos de el viejo liberalismo que daba por sentadas las premisas de la ética occidental cristiana, comenzaron a adoptar el concepto al darse cuenta de que su indiferencia cultural, basada en el Principio de la No Agresión, era servil a la izquierda. Muy pronto, algunos de ellos empezaron a coquetear con el conservadurismo y la neorreacción. Es el caso de Laje, que pronto fue excomulgado de las filas del libertarismo hispano.
Viví el proceso en persona. En 2012 o un año antes, gané el concurso de ensayos de Caminos de la libertad (Laje quedó en segundo ) con un texto sobre el marxismo cultural, titulado algo así como "Las narrativas del totalitarismo". La tesis era la básica: Gramsci, el más astuto de los marxistas, entendió que la resolución dialéctica al problema de la historia contemporánea debía pasar por el camino de la cultura y no solo por el de la economía. No creo haber descubierto nada. Gramsci era y es reverenciados en las academias latinoamericanos, y lo que postulé sobre el marxismo cultural flotaba por muchos blogs. Si alguna novedad hubo, es que cité a profesores de academias gringas (por supuesto) que decían "sí, somos marxistas culturales". En todo caso, el texto sirvió para alertar, desde una perspectiva libertaria, que el olvido de la cultura y el indiferentismo moral, propios de una ideología que solo razona en términos del NAP, significa el final del proyecto liberal como lo pensaron los clásicos (Locke y sus bisnietos, como Mises, que daba por sentado el sistema de valores decimonónicos). En suma, el libertarismo era una forma oblicua del progresismo.
En la actualidad hay muchas precisiones que le haría a ese ensayo, empezando por el hecho de que, pese a mis simpatías por todo individualismo, hace una década que dejé de considerarme liberal. Recuerdo que los libertarios disidentes, entre los que estábamos Laje y yo -algún contacto teníamos en la época en que él no era una superestrella-, usábamos el término "marxismo cultural", que francamente habíamos arrebatado de los tercerposicionistas marginales, en buena parte por el marketing: Marx siempre fue el villano favorito del liberalismo y, aunque el marxismo cultural estuviera y esté vagamente definido, no considero que sea errado calificar a Marx y a todo lo que de él se desprende como vómitos de la historia política moderna.
Francamente, en la actualidad prefiero hablar de "progresismo" o "modernidad" a secas, pero eso implica, como apuntaste en algún comentario, meterse a temas de la interpretación whig de la historia, de las ideologías como formas de gnosticismo, y demás. El marxismo, ya sea en su versión puramente económica o en su neoaspecto cultural (y recalco esto, porque dudo que Marx viera con simpatía la euforia trans), es una derivación de un proceso más profundo, de una crisis que incluso lo antecede. Marx, sus teorías y lo que hicieron con ellas sus herederos, se alimentan de otra tradición. Explicar eso en un segmento noticioso, en incluso en un ensayito de Substack, es una tarea muy ardua y para la que se necesita demasiada paciencia. El enemigo no es magnánimo, es vil y consecuencialista.
Gracias por tu comentario. El conocimiento más profundo está al alcance de todo el que quiera ir a buscarlo, efectivamente. ¿De Milei tenés alguna opinión?
Muy bueno. A mi siempre me pareció que los mas reacios a esta expresión son los de presente o pasado filomarxista como Peronistas/Kirchneristas o hasta la Nueva Derecha europea...Pero hasta Dugin o Fusaro en algunos artículos parecen barruntar esta idea.
Para mi el símbolo máximo es una facultad de Humanidades. Color rojo por todos lados, profesores abiertamente marxistas, Marx hasta en los enunciados para practicar lógica.
Por otro lado como práxis política me parece un gran término, lo entiende cualquier hombre de a pie, hasta con la contradicción que podría llegar a tener, tan propia de nuestros tiempos. Ya no viene con un fusil sino que está en los medios, universidades, etc...
Coincido que la lucha de clases (o la sustitución de esta por otros sujetos) y la discordia social son esenciales.
Entiendo la idea, pero es realmente preciso llamarle "marxismo cultural"? La dialéctica de opresores-oprimidos como centro de la política es común a todos los fenómenos revolucionarios, incluso el liberalismo.
"El marxismo cultural sirve para crear reciprocidad entre minorías “oprimidas” y líderes políticos “liberadores” en contra de un sistema “opresor” más o menos tangible"
No veo como esto no es aplicable incluso a un Javier Milei, cambiando la utopía marxista por la anarcocapitalista.
Muchas gracias por tu comentario. Estaba dudando acerca de hacer esta aclaración porque quería que fuera un post corto. Sólo me limité a explicar el marxismo cultural, que existe dentro de un contexto mayor. Ir más allá implicaba meterme en la perspectiva Whig de la historia, el principio del progreso vs. el principio de permanencia, el gnosticismo, el post-milenarismo y básicamente la Reforma. Tengo otros escritos donde desarrollo todo eso.
A mí me parece buena idea llamarlo "marxismo cultural," porque es una tendencia de izquierda que nos está destruyendo en este momento, como bien dices, Reaxionario, a través de la antigua "lucha de clases" marxista convertida en la implosión de la sociedad en miles de diferentes "identidades" que se oponen y entran en conflicto. Es marxismo "cultural" desde la mirada de Antonio Gramsci quien, desde la década de 1930 entiende que la captura de los medios de producción por el proletariado (la base), quizás no sea la mejor manera de cambiar la sociedad, sino atacando la cultura y valores, creencias (la superestructura), etc. hegemónicas. Por eso la atención en las políticas identitarias de clase, género, preferencia sexual, etc, como dices, para atomizar la sociedad. Christopher Rufo tiene un gran libro que explica la evolución del marxismo cultural hasta nuestros días, desde la mirada de EEUU, America's Cultural Revolution: How the Radical Left Conquered Everything.
Muchas gracias por su análisis. Concuerdo con usted. No he leído el libro de Rufo, así que lo voy a anotar. Sí me parecieron muy buenos los de James Lindsay, como Cynical Theories y Race Marxism.
El concepto de "marxismo cultural" se empezó a usar, al menos en la hispanosfera, hacia finales de la primera década de los 2000 como respuesta al ritmo acelerado de la más reciente oleada de la revolución cultural de nuestros tiempos, esta que nos ha traído y popularizado conceptos hasta antes escondido en los nichos de la academia: el privilegio blanco, la fluidez de los géneros, etc., lo que en inglés se llama "fringe". Para entonces, según mi percepción, la idea de marxismo cultural resonaba sobre todo entre los tercerposicionistas y los asiduos a sitios como Metapedia. Más tarde, los libertarios más espabilados, sospechosos aun del nihilismo y quizá nostálgicos de el viejo liberalismo que daba por sentadas las premisas de la ética occidental cristiana, comenzaron a adoptar el concepto al darse cuenta de que su indiferencia cultural, basada en el Principio de la No Agresión, era servil a la izquierda. Muy pronto, algunos de ellos empezaron a coquetear con el conservadurismo y la neorreacción. Es el caso de Laje, que pronto fue excomulgado de las filas del libertarismo hispano.
Viví el proceso en persona. En 2012 o un año antes, gané el concurso de ensayos de Caminos de la libertad (Laje quedó en segundo ) con un texto sobre el marxismo cultural, titulado algo así como "Las narrativas del totalitarismo". La tesis era la básica: Gramsci, el más astuto de los marxistas, entendió que la resolución dialéctica al problema de la historia contemporánea debía pasar por el camino de la cultura y no solo por el de la economía. No creo haber descubierto nada. Gramsci era y es reverenciados en las academias latinoamericanos, y lo que postulé sobre el marxismo cultural flotaba por muchos blogs. Si alguna novedad hubo, es que cité a profesores de academias gringas (por supuesto) que decían "sí, somos marxistas culturales". En todo caso, el texto sirvió para alertar, desde una perspectiva libertaria, que el olvido de la cultura y el indiferentismo moral, propios de una ideología que solo razona en términos del NAP, significa el final del proyecto liberal como lo pensaron los clásicos (Locke y sus bisnietos, como Mises, que daba por sentado el sistema de valores decimonónicos). En suma, el libertarismo era una forma oblicua del progresismo.
En la actualidad hay muchas precisiones que le haría a ese ensayo, empezando por el hecho de que, pese a mis simpatías por todo individualismo, hace una década que dejé de considerarme liberal. Recuerdo que los libertarios disidentes, entre los que estábamos Laje y yo -algún contacto teníamos en la época en que él no era una superestrella-, usábamos el término "marxismo cultural", que francamente habíamos arrebatado de los tercerposicionistas marginales, en buena parte por el marketing: Marx siempre fue el villano favorito del liberalismo y, aunque el marxismo cultural estuviera y esté vagamente definido, no considero que sea errado calificar a Marx y a todo lo que de él se desprende como vómitos de la historia política moderna.
Francamente, en la actualidad prefiero hablar de "progresismo" o "modernidad" a secas, pero eso implica, como apuntaste en algún comentario, meterse a temas de la interpretación whig de la historia, de las ideologías como formas de gnosticismo, y demás. El marxismo, ya sea en su versión puramente económica o en su neoaspecto cultural (y recalco esto, porque dudo que Marx viera con simpatía la euforia trans), es una derivación de un proceso más profundo, de una crisis que incluso lo antecede. Marx, sus teorías y lo que hicieron con ellas sus herederos, se alimentan de otra tradición. Explicar eso en un segmento noticioso, en incluso en un ensayito de Substack, es una tarea muy ardua y para la que se necesita demasiada paciencia. El enemigo no es magnánimo, es vil y consecuencialista.
Gracias por tu comentario. El conocimiento más profundo está al alcance de todo el que quiera ir a buscarlo, efectivamente. ¿De Milei tenés alguna opinión?
Muy bueno. A mi siempre me pareció que los mas reacios a esta expresión son los de presente o pasado filomarxista como Peronistas/Kirchneristas o hasta la Nueva Derecha europea...Pero hasta Dugin o Fusaro en algunos artículos parecen barruntar esta idea.
Para mi el símbolo máximo es una facultad de Humanidades. Color rojo por todos lados, profesores abiertamente marxistas, Marx hasta en los enunciados para practicar lógica.
Por otro lado como práxis política me parece un gran término, lo entiende cualquier hombre de a pie, hasta con la contradicción que podría llegar a tener, tan propia de nuestros tiempos. Ya no viene con un fusil sino que está en los medios, universidades, etc...
Coincido que la lucha de clases (o la sustitución de esta por otros sujetos) y la discordia social son esenciales.
Un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario. Creo que entendiste muy bien la idea.
Entiendo la idea, pero es realmente preciso llamarle "marxismo cultural"? La dialéctica de opresores-oprimidos como centro de la política es común a todos los fenómenos revolucionarios, incluso el liberalismo.
"El marxismo cultural sirve para crear reciprocidad entre minorías “oprimidas” y líderes políticos “liberadores” en contra de un sistema “opresor” más o menos tangible"
No veo como esto no es aplicable incluso a un Javier Milei, cambiando la utopía marxista por la anarcocapitalista.
Muchas gracias por tu comentario. Estaba dudando acerca de hacer esta aclaración porque quería que fuera un post corto. Sólo me limité a explicar el marxismo cultural, que existe dentro de un contexto mayor. Ir más allá implicaba meterme en la perspectiva Whig de la historia, el principio del progreso vs. el principio de permanencia, el gnosticismo, el post-milenarismo y básicamente la Reforma. Tengo otros escritos donde desarrollo todo eso.
A mí me parece buena idea llamarlo "marxismo cultural," porque es una tendencia de izquierda que nos está destruyendo en este momento, como bien dices, Reaxionario, a través de la antigua "lucha de clases" marxista convertida en la implosión de la sociedad en miles de diferentes "identidades" que se oponen y entran en conflicto. Es marxismo "cultural" desde la mirada de Antonio Gramsci quien, desde la década de 1930 entiende que la captura de los medios de producción por el proletariado (la base), quizás no sea la mejor manera de cambiar la sociedad, sino atacando la cultura y valores, creencias (la superestructura), etc. hegemónicas. Por eso la atención en las políticas identitarias de clase, género, preferencia sexual, etc, como dices, para atomizar la sociedad. Christopher Rufo tiene un gran libro que explica la evolución del marxismo cultural hasta nuestros días, desde la mirada de EEUU, America's Cultural Revolution: How the Radical Left Conquered Everything.
Muchas gracias por su análisis. Concuerdo con usted. No he leído el libro de Rufo, así que lo voy a anotar. Sí me parecieron muy buenos los de James Lindsay, como Cynical Theories y Race Marxism.
Gracias, voy a mirar los libros que menciona de James Lindsay.